¡En este país!

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Empezaremos por saludar a todas aquellas personas que tienen la amabilidad de entrar en mi blog. En realidad es también entrar en mi vida, en mis pensamientos, descubrir lo que pasa por mi cabeza. Así pues comienzo esta nueva andadura ,»nada del otro jueves«, lo que hoy hace mucha gente  «Ilustrada» del siglo XXI, porque la Ilustración, hoy por hoy, no es la del siglo XVIII, como veréis en la foto adjunta ha cambiado un poco. Por consiguiente vamos a utilizar las nuevas tecnologías.

Bueno, el personaje que  nos ocupa no es un ilustrado, aunque bien podía serlo. No perteneció al movimiento de la Ilustración, fue posterior, pero claro si os digo de qué movimiento lo váis a adivinar, no, no os lo digo, será próximanete. De todas formas lo encuentro elegange, guapo, atractivo, etc. todo lo que queráis, seguro que muchos de vosotros compartís mi opinión.

Proseguimos:

¿Os habéis preguntado a caso la finalidad de este blog? Pues os lo voy a contar.

Mi idea no es más que poner en valor los valores culturales de la literatura, de las letras y del español, también llamado bien dicho castellano. Sí, claro,  ¿y por qué no? La lengua y nuestra cultura es algo que nos une, y que unae a cualquier pueblo que se precie de tener una identidad.

La segunda pregunta que os estáis haciendo ya la veo venir. ¿Y qué pinta en este Blog el «francais», claro mal escrito porque las tecnologías tienen sus reglas, será «français», pues simplemente porque este servidor vuestro tiene amplios conocimientos en la lengua de Molière, y como todo es cultura, lo que voy a intentar es unir ambas, no en vano tienen la misma madre, el latín, y es enriquecedor el tener de uno y otro lado los  conocimientos para comprendernos mejor unos a otros.

Ahora aprovechamos una larga temporada histórica sin grandes guerras ni conflictos. Vivimos en una paz bien ganada y merecida después de tantos momentos de combate. Es el momento de poner en valor todo lo que encierra nuestra cultura para aprender de ella.

Yo sigo pensando que todavía tenemos mucho que aprender de nuestros insignes escritores.

A los amantes del aprendizaje de la lengua de Voltaire, Rousseau, bueno de Émile Zola, para no merodear siempre en el XVIII, habrá alguna clasecilla de francés. No os preocupéis que estoy diplomado para ello,  y los que me conocen bien lo saben.

Como se trata de un blog en donde se puede participar, sí pediré a todo aquél que lo desee, y allende del otro lado de los Pirineos, que puede aportar sus comentarios, ya que  va a ser un blog de intercambio cultural hispano-francés, o franco-español. Mis textos irán escritos en ambas lenguas, pero claro, poco a poco, sin correr. Es trabajo » c’est du travail».

Hoy vamos a empezar por el castellano y nos pararemos en una época que la encuentro, como muchas otras, apasionante, los  siglos XIX y XVIII.

La foto, lo siento pero si creéis que soy yo, no, no llego ni a los pies de tal señor. Pues os dejo adivinar quién es. Ya me diréis si le conocéis. Yo no he tenido esa suerte de poder haberme codeado con tal ilustre pensamiento.  Uno de sus comentario es el que me gustaría haceros partícipes, o por lo menos que lo compartamos todos aquellos que lo conocen o no, ¿sabéis por qué? Porque lo que dice nuestro autor, hoy en día tambien se sigue oyendo,  y de aquí sacaremos nuestras conclusiones.

Luego daremos paso a los francoparlantes a ver qué piensan, y para terminar, empezaremos con una clase de francés » les premiers mots en français». Y así todos contentos » tout le monde content».

El texto del día.

«En este país…», ésta es la frase que todos repetimos a porfía, frase que sirve de clave para toda clase de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. «¿Qué quiere usted?» -decimos-, «¡en este país!» Cualquier acontecimiento desagradable que nos suceda, creemos explicarle perfectamente con la frasecilla: «¡Cosas de este país!», que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos.

¿Nace esta frase de un atraso reconocido en toda la nación? No creo que pueda ser éste su origen, porque sólo puede conocer la carencia de una cosa el que la misma cosa conoce: de donde se infiere que si todos los individuos de un pueblo conociesen su atraso, no estarían realmente atrasados. ¿Es la pereza de imaginación o de raciocinio que nos impide investigar la verdadera razón de cuanto nos sucede, y que se goza en tener una muletilla siempre a mano con que responderse a sus propios argumentos, haciéndose cada uno la ilusión de no creerse cómplice de un mal, cuya responsabilidad descarga sobre el estado del país en general? Esto parece más ingenioso que cierto.

Creo entrever la causa verdadera de esta humillante expresión. Cuando se halla un país en aquel crítico momento en que se acerca a una transición, y en que, saliendo de las tinieblas, comienza a brillar a sus ojos un ligero resplandor, no conoce todavía el bien, empero ya conoce el mal, de donde pretende salir para probar cualquiera otra cosa que no sea lo que hasta entonces ha tenido. Sucédele lo que a una joven bella que sale de la adolescencia; no conoce el amor todavía ni sus goces; su corazón, sin embargo, o la naturaleza, por mejor decir, le empieza a revelar una necesidad que pronto será urgente para ella, y cuyo germen y cuyos medios de satisfacción tiene en sí misma, si bien los desconoce todavía; la vaga inquietud de su alma, que busca y ansía, sin saber qué, la atormenta y la disgusta de su estado actual y del anterior en que vivía; y vésela despreciar y romper aquellos mismos sencillos juguetes que formaban poco antes el encanto de su ignorante existencia.

Éste es acaso nuestro estado, y éste, a nuestro entender, el origen de la fatuidad que en nuestra juventud se observa: el medio saber reina entre nosotros; no conocemos el bien, pero sabemos que existe y que podemos llegar a poseerlo, si bien sin imaginar aún el cómo. Afectamos, pues, hacer ascos de lo que tenemos para dar a entender a los que nos oyeron que conocemos cosas mejores, y nos queremos engañar miserablemente unos a otros, estando todos en el mismo caso.

Este medio saber nos impide gozar de lo bueno que realmente tenemos, y aun nuestra ansia de obtenerlo todo de una vez nos ciega sobre los mismos progresos que vamos insensiblemente haciendo. Estamos en el caso del que, teniendo apetito, desprecia un sabroso almuerzo con la esperanza de un suntuoso convite incierto, que se verificará, o no se verificará, más tarde. Sustituyamos sabiamente a la esperanza de mañana el recuerdo de ayer, y veamos si tenemos razón en decir a propósito de todo: «¡Cosas de este país!»

Sólo con el auxilio de las anteriores reflexiones pude comprender el carácter de don Periquito, ese petulante joven, cuya instrucción está reducida al poco latín que le quisieron enseñar y que él no quiso aprender; cuyos viajes no han pasado de Carabanchel; que no lee sino en los ojos de sus queridas, los cuales no son ciertamente los libros más filosóficos; que no conoce, en fin, más ilustración que la suya, más hombres que sus amigos, cortados por la misma tijera que él, ni más mundo que el salón del Prado, ni más país que el suyo. Este fiel representante de gran parte de nuestra juventud desdeñosa de su país fue no ha mucho tiempo objeto de una de mis visitas.

Encontrele en una habitación mal amueblada y peor dispuesta, como de hombre solo; reinaba en sus muebles y sus ropas, tiradas aquí y allí, un espantoso desorden de que hubo de avergonzarse al verme entrar. (…)

A ver si adivináis, ( claro sin mirar en google ) y que todo lo sabe quién es el artífice de tal escrito. Y me gustaría saber qué opináis.

 Pour tous ceux qui maîtrisent l’espagnol, lisez attentivement ce texte et sans regarder google, devinez de quel auteur nous parlons. Ensuite, vous pouvez porter votre commentaire soit en espagnol soit en français, ne vous inquiétez pas, si votre espagnol doit être amélioré, je viendrai à votre secours. Ainsi, vous arriveriez à connaître le personnage qui est sur la photo. Ne vous inquiétez pas, ce n’est pas moi ! Mais j’aurais bien voulu le fréquenter, dommage il y a un écart de 181 ans.

Commentarios / Des commentaires.

(responde a Claudius a su comentario, luego viene el comentario en español)

À Claudius. De nos jours, la phrase odieuse et critiquée par JM Larra, en l’occurrence notre illustre écrivain, que de lui s’avère-t-il, le texte, » Es que en este país» encore nous l’entendons. Moi je me demande si nous avons appris,  toujours est-il, quelque chose de nos écrivains. J’aimerais bien avoir l’opinion de mes compatriotes. Néanmoins, un commentaire sur ce texte sera mis plus tard. En attendant, merci de votre participation. Il me semble que vous connaissez bien notre littérature, certainement notre Pays, notre langue, en tout cas » il y aura toujours quelque chose de nouveau sous le soleil» Cordialement…

Hemos tenido ya una respuesta que nos desvela el enigma del escritor. En efecto se trata de José María Larra. Os invito a leer su historia, su vida, que fue corta pues se suicidó a los 27 años. Siempre pienso que uno de sus motivos, a parte sus amores, fue el que no podía soportar el atraso que llevaba el país, y no pudiendo cambiarlo todo influyó en su estado de ánimo. Me decía Caudius que podría poner de Larra un comentario para que se reflejara cómo es la sociedad española actual. Yo le digo que hoy en día la frase odiosa que Larra critica, » Es que en este país» todavía se oye en nuestroa días, y me pregunto si hemos aprendido algo de nuestros escritores. Vamos a ver lo que opinan nuestros compatriotas.

Esta viene a ser la primera pregunta y la primera respuesta. Seguiremos hablando del tema, a ver si entre todos erradicamos cualquier visión negativa de nuestro páis. Creo que hay mucho que hacer.

Gracias a todo el mundo que se interesa por este blog y por la cultura hispánica.