DON BENITO PÉREZ GALDÓS – REALISMO-NATURALISMO- L’ÉCRIVAIN DON BENITO PÉREZ GALDÓS

(NO HE ENCONTRADO MÁS IMÁGENES GRATIS DE NUESTRO INSIGNE ESCRITOR)

(JE N’AI PAS TROUVÉ D’AUTRES IMAGES GRATUITES DE NOTRE SI CHER ÉCRIVAIN)

 

LES PRESENTO A DON BENITO PÉREZ GALDÓS

JE VOUS PRESENTE MONSIEUR BENITO PÉREZ GALDÓS

(UN PETIT COMMENTAIRE EN FRANÇAIS EST INSÉRÉ À LA FIN DE CETTE ÉCRITURE)

 

 

El Realismo y el Naturalismo.

La época de Benito Pérez Galdós, Clarín, Pereda, Mesoneros Romanos, Pedro de Alarcón, y otros muchos.

Esto de la literatura es un cambio constante, a los literatos del siglo de las luces, el XVII, poco le importaban los clásicos de la antigüedad en la que se construía las teorías del renacimiento del XV o del XVI. En España, como siempre, todo llegaba tarde, pero llegaba. Los del XIX, que de ello vamos a tratar, la razón era postergada, lo que importaba era el sentimiento del individuo, su manera de proceder en la sociedad, y lo que es más la propia sociedad, sus actores no eran más y nada menos que el día a día de cada individuo. Ahondando más en su interior estos grandes escritores nos llevarán a sus entrañas, a ver cómo era la sociedad de entonces, algo abierto en carne viva.

Uno de los principales actores de estas corrientes literarias no es nada más y nada menos que Don Benito Pérez Galdós. Con él aparece el realismo y también el naturalismo como lo veremos. Los escritores de aquellos tiempos deambulaban por las calles, se fijaban en el comportamiento de sus congéneres, y escribían, escribían no de sus glorias, sino de sus carencias, carencias que emanaban de un país perdido, perdido en múltiples aspectos y que no encontraba un hueco de bienestar. Europa tomaba un camino precursor con menos prohibiciones, España se estancaba en sus viejos prejuicios, lo nuevo daba miedo, lo moderno era un sacrilegio, y así nos fue. Los que siguieron escribiendo ya en el XX,  no pudieron más que coger la antorcha de los romántico y vinieron los regeneracionistas, los krausistas, los liberales, y siguiendo con los novecentistas, la del 27, etc etc. en el siglo siguiente. Todos ellos hablaban de lo mismo, todos, querer modernizar España, y todo llegaba tarde, y cuando llegaba ya teníamos el desastre encima del tapete, otro desastre más. ¡En este país!

Volvamos a nuestro insigne Canario Don Benito. Andaba yo por Canarias, cuando me topé con un ciudadano francés, muy culto por cierto, con grandes estudios en francés interesándose por el español. Yo ingenuo de mí le pregunté. ¿Hablas español? Él me contestó, estoy aprendiendo y voy a la escuela oficial de idiomas. ¡Vaya! Le contesté, qué bien, y proseguí, una herramienta muy útil es el leer, entre otras. Resultó ser un profesor de universidad en lengua francesa, por lo tanto poco le podía enseñar, pero el me siguió el juego. Proseguí, pues puedes leer el periódico, por ejemplo, y él me contestó, no yo estoy leyendo “Episodios Nacionales” (20 volúmenes)

¡Perdón!, Episodios Nacionales es de Don Benito Pérez Galdós ¿Y? Y entiendo mucho, y lo que no entiendo tiro de diccionario. Muy interesante la manera de aproximar la historia a la vida humana. Vosotros los españoles os pasáis la vida “en train de vous bagarrer”, es decir pelándoos. ¡Qué razón tenía! ¿Quién mi amigo francés o Don Benito Pérez Galdós?

Digamos que los dos.

Sin embargo, claro, es normal, Don Benito no es conocido por todo el mundo, ni tampoco en la clase media, no española, sino extranjera. Le preguntas a un francés quién era Don Benito, y sin mirar al Google, no van a saber responderte, lo mismo que si nos preguntan quién era “Montesquieu” pues pasaría lo mismo, por no decir Racine, Bodelaire, Voltaire o Molière.

Galdós, bueno Perez Galdós, Galdós era su madre, nació en 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, y falleció en Madrid en 1920, por

lo tanto vivió 77 años, que para su tiempo era una proeza. Todos sus escritos tienen el mismo tinte evocado aquí arriba, el retraso, el inmovilismo, la vieja guardia española, se atrevió a desenmascarar la hipocresía de una sociedad corrompida y cerrada en sí misma. Sabed que Galdós, después de Don Miguel de Cervantes, fue el escritor con más quehacer literario que vació los tinteros a fuerza de escribir y escribir, no hay otro como él en su época, es un monstruo de nuestra literatura, tiene un sinfín de novelas, La Fontana de Oro(1870) una de sus primeras novelas, Doña Perfecta(1876), Episodios Nacionales(1873), La desheredada(1881). El ambiente castizo madrileño se hizo sentir, ¡no podía faltar! Y llegó una de sus obras cumbre “Fortunata y Jacinta”(1887). La España de los poderosos enriquecidos, la España de los humildes, los pobres, los maltrechos. Lo importante, lo importante de su saber escribir, cómo interioriza sus personajes, sus vivencias, cómo lo cuenta. Y muchas, muchas más, escribió hasta más o menos 1915 con la Razón de la sinrazón.

Todo lo que se diga, lo que se haga es poco para honrar a tal escritor, nos ha dejado algo, el sentir de un pueblo oprimido, desigual. ¿Seguimos igual?

BENITO PÉREZ GALDÓS: FORTUNATA Y JACINTA. Fragmento

Se consideraba Fortunata en aquel caso como ciego mecanismo que recibe impulso de sobrenatural mano. Lo que había hecho, hacíalo, a juicio suyo, por disposición de las misteriosas energías que ordenan las cosas más grandes del universo, la salida del Sol y la caída de los cuerpos graves. Y ni podía dejar de hacerlo, ni discutía lo inevitable, ni intentaba atenuar su responsabilidad, porque esta no la veía muy clara, y aunque la viese, era persona tan firme en su dirección, que no se detenía ante ninguna consecuencia, y se conformaba, tal era su idea, con ir al infierno.

«Esto de alquilar la casa próxima a la tuya—dijo Santa Cruz—, es una calaverada que no puede disculparse sino por la demencia en que yo estaba, niña mía, y por mi furor de verte y hablarte. Cuando supe que habías venido a Madrid, ¡me entró un delirio…! Yo tenía contigo una deuda del corazón, y el cariño que te debía me pesaba en la conciencia. Me volví loco, te busqué como se busca lo que más queremos en el mundo. No te encontré; a la vuelta de una esquina me acechaba una pulmonía para darme el estacazo… caí».

— ¡Pobrecito mío!… Lo supe, sí. También supe que me buscaste. ¡Dios te lo pague! Si lo hubiera sabido antes, me habrías encontrado.

Esparció sus miradas por la sala; pero la relativa elegancia con que estaba puesta no la afectó. En miserable bodegón, en un sótano lleno de telarañas, en cualquier lugar subterráneo y fétido habría estado contenta con tal de tener al lado a quien entonces tenía. No se hartaba de mirarle.

¾ « ¡Qué guapo estás!».

— ¿Pues y tú? ¡Estás preciosísima!… Estás ahora mucho mejor que antes.

— ¡Ah!, no—repuso ella con cierta coquetería—. ¿Lo dices porque me he civilizado algo? ¡Quiá!, no lo creas: yo no me civilizo, ni quiero; soy siempre pueblo; quiero ser como antes, como cuando tú me echaste el lazo y me cogiste.

— ¡Pueblo!, eso es—observó Juan con un poquito de pedantería—; en otros términos: lo esencial de la humanidad, la materia prima, porque cuando la civilización deja perder los grandes sentimientos, las ideas matrices, hay que ir a buscarlos al bloque, a la cantera del pueblo.

Fortunata no entendía bien los conceptos; pero alguna idea vaga tenía de aquello.

«Me parece mentira—dijo él—, que te tengo aquí, cogida otra vez con lazo, fierecita mía, y que puedo pedirte perdón por todo el mal que te he hecho…».

—Quita allá… ¡perdón!—exclamó la joven anegándose en su propia generosidad—. Si me quieres, ¿qué importa lo pasado?

En el mismo instante alzó la frente, y con satánica convicción, que tenía cierta hermosura por ser convicción y por ser satánica, se dejó decir estas arrogantes palabras:

«Mi marido eres tú… todo lo demás… ¡papas!».

Elástica era la conciencia de Santa Cruz, mas no tanto que no sintiera cierto terror al oír expresión tan atrevida. Por corresponder, iba él a decir mi mujer eres tú; pero envainó su mentira, como el hombre prudente que reserva para los casos graves el uso de las armas.

¿Qué es lo que Galdós quiere mostar? ¿No será la hipocresía de la clase dominante?

¿Galdós no es un narrador Omnisciente? El que escribe desde fuera y lo ve todo, todo es observado, todo es llevado a la pluma.

Galdós escribe con exactitud, nada de retórica, al grano con los sentimientos, con lo que ve. El tono irónico de Galdós que pone en su personaje Santa Cruz es patético.

Leed, leed a Galdós.

Gracias Don Benito.

C’EST LE TOUR POUR LES FRANCOPHONES!

Loin de vouloir tout traduire, excusez-moi mes amis francophones, tout ce que je puisse vous dire c’est de vous approcher auprès notre ami Benito Pérez Galdós. Après Cervantes, c’est l’écrivain le plus audacieux en temps qu’œuvres écrites, c’est un monstre de l’écriture. Il a bien voulu mettre en cause l’hypocrisie de la société de son époque non évolutive enfermée en soi-même, le culte envers une société puissante et méprisante contre les plus misérables. Est-ce que c’est une inquisition voilée ? Galdos utilise l’ironie, et sais la manœuvrer intelligemment, audacieusement. Tous ceux qui l’ont suivi, on bien calqué ses propos, car l’histoire de ses sentiments a poursuivi jusqu’au XXe siècle, toujours une critique sur la même chanson ¡Qué faire de cette Espagne ! Dans ce pays…

 

Lisez, lisez à Pérez Galdós, (Canarien) il a vécu 77 ans. Pas mal pour son époque!

 

C’est un monstre de notre littérature espagnole!

 

On en est fier de lui.

 

Merci Galdós.